Estado(s) de ansiedad Caracterizada desde hace ya dos decenios por Lipovetsky como la de la “segunda revolución individualista”, la etapa poscapitalista actual que nos ha tocado vivir nos depara un grado de individualización inédito que conlleva a su vez un aislamiento acentuado. Las interminables autopistas de la información nos hacen sentir cada vez más solos, los inabarcables productos en los centros comerciales nos satisfacen durante un tiempo cada vez más corto, los intocables pilares de socialización colectiva –la familia, la pandilla, la iglesia- se han fracturado gravemente. Esta conmoción viene acompañada por la ansiedad, una enfermedad que aunque no reconocida como tal en toda su magnitud se manifiesta en todas las facetas de nuestras vidas: en las relaciones personales, en las relaciones sexuales, en el mundo laboral, en los complejos de ocio e, incluso, en la propia arquitectura. Y además, ya no sólo aqueja a las clases burguesas o los ejecutivos de empresas multinacionales, sino que también al más mortal de los ciudadanos. La realidad está impregnada de ansiedad y la fotografía no hace sino mostrar esa realidad. La técnica nos permite acercarnos lo más posible con el fin de imitarla, mas cuando nos acercamos demasiado entonces nos percatamos de repente de que esa realidad ha pasado a ser otra. La obra del artista japonés Motohiko Odani (1972, Kyoto), que se presenta ahora por primera vez en España en la galería Begoña Malone, no es una copia de la realidad, aunque sí reflexione en torno al estado de ansiedad que la caracteriza, sino más bien una obra muy contemporánea en su ambigüedad y artificialidad que ofrece un universo propio a caballo entre el pasado, el presente y el futuro. Al fin y al cabo, en una era del vacío es en lo ambiguo y en lo paradójico donde hallamos lo real. Motohiko Odani es un artista interdiscip